domingo, 9 de septiembre de 2018

EL COLOR DE LA POBREZA


 Por John Sajje


Gabriel García Márquez escribió en el año 1968 un cuento fantástico, sobre la caída de un hombre muy viejo con alas en un lodazal, en un pueblo de la isla caribeña de la Martinica. El hombre alado, o ángel según algunos, anduvo recluido en el gallinero a la espera que alguien dictaminara su naturaleza, sirviendo de atracción para los lugareños y proporcionando pingues beneficios para la pareja que le había acogido. El hombre alado soportaba estoicamente en el gallinero las infamias del hijo de la pareja “con una mansedumbre de perro sin ilusiones”. Un día al hombre alado le surgieron unas plumas fuertes y vigorosas con las cuales, tras unos primeros intentos fallidos, consiguió volar y perderse en el horizonte.

La sostenibilidad,  debe ser la meta de todas nuestras relaciones con el medio; de allí que la Verdadera tragedia de los comunes es que algunos se crean arquitectos de su destino y entre zanahoria y garrote se jueguen su futuro. Caso del Villahermosa painting.
Suelo ser un romántico y aún vislumbro en mi nostalgia, aquella canción mutante, con eco de regreso y conciencia metafórica como el  pueblo blanco de Serrat colgado de una sierra (para este caso), lleno de bombillas. Quizás porque es el sueño del sentido común, la aspiración de un paraíso al alcance del cielo, en un pueblo que se derrite sobre la sierra de María.  

Lamento ser un aguafiestas pero, como reza Quevedo “pues amarga la verdad / quiero echarla de la boca” no me gusta la favelización de Villahermosa… No me gusta “La ruta del color”. Eso de ser más felices porque pintaron las casas con vivos colores (estrambótico diría mi madre) no deja de ser surrealista y un mentís a la  memoria histórica de la comuna norte. Sainete parecido al estropicio de restauración del Ecce Homo por parte de Cecilia Giménez en España.


¿Quién dijo que con pintar una casa se resanan las relaciones intergeneracionales? Esa comuna es hija de la marginalidad y el  sustrato de la subnormalidad de La Avanzada. Camino del medio. Quiebra Culos, Asís. Las delicias y San Ignacio, por no hablar de Colon y el barrio Galán; donde los Alcaldes Kevin Ángel o Victoria Eugenia Osorio de Mejía quisieron ubicar a los más pobres, tan lejos del centro como de Dios, en la frontera del abismo con el Solferino.

Entiendo que el color se emplea como estrategia decorativa primordialmente y se dispone por su propio atractivo e incluso que se valora el fenómeno estético desde el punto de vista de su estructura formal, no desde su significación emotiva, de donde resulta indisimulable que las cosas duelen más cuando se imita sin contexto. Porque la comuna no tiene nada de atractivo, que no sea una reserva forestal y no somos, tampoco, Burano -- esa una isla en la Laguna de Venecia, en el norte de Italia-  para traer turistas a partir del color
Es posible, como dijo alguien, que con los colores se dan apropiación de territorios, pero este encubrimiento  se sintetiza en el refrán: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. ¿Esa ruta del color es posible en Milán - que si tiene un bulevar- o en Palermo e incluso en Chipre? ¡No, porque solo aplica el color de la pobreza! Como la marca del Cordero.

¿Quién, además de los promotores de la idea y la publicidad inmersa, se hace la ilusión mental placentera de pensar, que porque pintaron unas casas con vivos colores, se redujo la delincuencia, el consumo de sustancia psicoactivas; se acabó la informalidad; se puede salir tranquilamente después de las 9 de la noche o que la frontera azul converge pacíficamente con la roja? Eso denota que nuestro sistema económico no contabiliza la pérdida de bienes y servicios ambientales cuando calcula la riqueza y el progreso o que lo que es común tiende a ser explotado al máximo, con el convencimiento de que lo que no explote uno mismo, será explotado por otro. Eso fue lo que el biólogo Garrett Hardin llamó “la tragedia de los comunes”.

Es verdad que Villahermosa no es una comunidad informal como Vila Cruzeiro. Para ser  exactos algo va de la favela  Santa Marta, en la que Michael Jackson rodó el videoclip de la canción 'They don't care about us', al barrio Villahermosa, en la Ciudadela del norte de Manizales. Entendiendo que, en una como otra, existen episodios de inseguridad, disputas por territorio, fronteras invisibles y  consumo de sustancias psicoactivas. Que una cosa es el esfuerzo de unos holandeses en el reto titánico de convertir toda una favela (60 mil habitantes) en un mosaico de vivos colores, para que sea reconocible en las imágenes satelitales de Google Earth y otra  la de la alcaldía, la Universidad y Aguas de Manizales por vender una idea mal copiada con visos sociales.

De lejos, a esa contaminación visual me huele a crayola o acuarela. La alcaldía pergeñó para ello toda una campaña que incluyó publicidad y rostros sonrientes que justificaran ese resane de conciencias que bien merecen otro tipo de intervención, entendiendo una frase muy bella que dice que: Las ventanas con mejores vistas se abren desde adentro. ¿Por qué olvidar que casi todas las ciudades del mundo expanden sus dominios de cemento y asfalto, mientras siguen teniendo casas viejas y deshabitadas en el centro? ¿Por qué no intervenir el centro histórico de Manizales instando a Monumentos Nacionales?  Saben por qué. Porque  estamos en La “sociedad o cultura ambientador  esa forma de vida afincada en la paradoja de solucionar los problemas agravándolos. Este modus vivendi sólo se preocupa de que los problemas no se vean, ni se huelan, y de maximizar, aparentemente, la comodidad física e intelectual de los individuos. Su máxima de vida es: “Si no veo ni huelo problemas es que no existen”.

El antropólogo Emilio Santiago nos dice que "mientras el crecimiento económico sea un precepto sagrado, la ecología estará obligada a rebajarse a marketing verde". Aquí es del color del arco iris, para que sea de lejos señalada con dedo, como una favela colgada de un barranco.
Algún mágico día, al pueblo le surgirán unas plumas fuertes y vigorosas con las cuales, consiga volar haciendo respetar su identidad. Dejará su mansedumbre de perro sin ilusiones. ¡Porque esa no es Manizales!


A propósito ¿Tiene usted la mansedumbre suficiente para dejar que le pinten estrambóticamente su casa para disimular y que sus vecinos no vean el infierno que vive adentro?


Imágenes tomadas de la web

lunes, 3 de septiembre de 2018

El teatro del SI



Por John Sajje


“Estamos hechos del mismo material que los sueños” dijo William Shakespeare en su obra: La Tempestad
El teatro tiene lo suyo. El color amarillo, por ejemplo,  está prohibido en el escenario. Es signo de mala suerte. Su origen se remonta a febrero de 1673, cuando el dramaturgo francés Moliére presentó su obra “El enfermo imaginario”, y él vestía de amarillo. Durante la representación se sintió enfermo y minutos más tarde murió en su casa. Desde entonces se considera un color vetado dentro del teatro, incluso Oscar Wilde fue víctima de esta superstición, al no poder estrenar su obra cumbre, Salomé (1958), ya que la mayoría de los bocetos de la escenografía eran amarillos. Además se considera impropio que la audiencia vista de ese color.

Yo era un crio apenas, cuando Atahualpa del Cioppo (un nombre potente) llegaba a Manizales huyendo de la dictadura uruguaya, con su grupo “El galpón”. Aún recuerdo sus ensayos e incluso la construcción de sus metalenguajes escenificados en la obra  “Fiesta”.
Para entonces era una dramaturgia en acción. Y fue en el “Galpón” de bellas artes, que para entonces era el patio de mi casa, pues vivíamos muy cerca de allí frente a una tienda que paradójicamente se llamaba “El Plebiscito”.

Y es que el festival del Manizales trae su propio guión desde que el doctor Jaime Sanín Echeverri al frente de la Corporación "Festival Latinoamericano de Teatro", compuesta por la Asociación Colombiana de Universidades, la Universidad de Caldas, la Oficina de Fomento y Turismo de Manizales, la Cámara de Comercio y la Sociedad Pro cultura; levantara el telón de Manizales a 2.215 metros sobre el nivel del mar, con el  novelista guatemalteco y premio Nobel (1967) Miguel Ángel Asturias como presidente honorario del mismo y miembros del jurado calificador: Un tal Pablo Neruda, Atahualpa del Cioppo, Santiago García, Jack Lang y Carlos Miguel Suárez Radillo. Otra paradoja: el montaje de "Guárdese bien cerrado en un lugar seco y fresco", de la norteamericana Terry Megan, escenificado por el grupo Teusaca (Teatro Experimental de la Universidad Santiago de Cali) ganó ese festival. Fue como premonitorio, porque así quisieron muchos retardatarios que se quedara el festival: “Bien cerrado...”.

Manizales se hizo una Babel intelectual, luego vinieron: Ernesto Sábato como jurado. "Los amores de don Perlimpín con Belisa en su jardín", de Federico García Lorca. "La Celestina", de Fernando de Rojas. Sófocles, Esquilo, Aristófanes y Eurípides, Félix Lope de Vega, Tirso de Molina, Pedro Calderón de la Barca. ¡Sí, Manizales era un Babel intelectual!
Se abrieron, por entonces, los armarios y nos vestimos de estrafalarios, charlábamos en “KIEN” y como ropavejeros deambulábamos por la 23 mientras en los púlpitos, rezongaba como sentimentalismo reaccionario el panegírico de contra, la tempestad encarnada en blasfemia de Monseñor Pimiento.

Entonces los jóvenes nos dimos cuenta que existía Ho Chi Minh; que  había una guerra en Vietnam. Supimos del saqueo militarizado de sus recursos por las potencias mundiales. Antes que nadie, nos dimos cuenta, en un escenario, que a lo largo de la historia, los seres humanos han dejado sus hogares por la falta de oportunidades económicas, las guerras, los desastres naturales, y las persecuciones de todo tipo. Que existía el agente naranja y el napalm tenía unos efectos. Supimos de Guantánamo. Que a nuestra América  llegaron con buldócer y dinamita dictadores como: Aparicio Méndez en Uruguay. Alfredo Stroessner en Paraguay. Hugo Banzer en Bolivia. Juan Velasco Alvarado en el Perú. Anastasio Somoza en Nicaragua. Carlos Castillo Armas en Guatemala. Porfirio Díaz en México. Castro en Cuba. François Duvalier en Haití. Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana. Era una epidemia y esa era la historia de dolor de todas nuestras repúblicas bananas, que llegaba en forma de teatro y luego fueron llegando réplicas guerrilleras: Los Montoneros, Las FARC, ELN, M19, Alfaro Vive ¡Carajo! Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, Liga Comunista 23 de Septiembre, Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Frente Sandinista de Liberación Nacional. Ejército del Pueblo Paraguayo, MRTA, Sendero Luminoso, Movimiento Revolucionario 14 de Junio, Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Entonces quedamos entre la querencia de las tablas como diría un taurino, comprando abonos de soslayo para sobrevivir y así el teatro se hizo subversivo y hacíamos pinitos con Rodrigo Carreño en el TICH (Algo debía dejar el festival).

Pero en silencio todo pasa como la novela de Marín Ledun. Y luego, el silencio se convirtió en el poder analgésico de la venganza y el festival empezó a sufrir, entonces aparecieron los verdaderos actores, que como Octavio se la juegan  con su propio parlamento para romper  ese metalenguaje de la cultura, que en Colombia significa ostracismo.
El teatro acunó palabras y frases que están con nosotros como representación misma. “Madre Coraje”, Don Juan, “Carmen”, “Celestina”, e incluso, a veces, suele que en la guerra se diga “El teatro de las operaciones” o que Neymar es teatrero, ¡deshonor para el teatro!

Entonces pensé en dos obras. La más hermosa ´que haya visto en un festival de Manizales: “Crónica de una muerte anunciada” con el grupo español La Cuadra, de Sevilla. Y el “Beso de la mujer araña” y vino esta última a mi memoria, pensando en que alguien escribiera una obra sobre esas mujeres maltratadas paquistaníes, por ejemplo, que son educadas en sumisión absoluta al hombre, cuando no pueden más se quitan la vida o solicitan su propio ingreso en las “cárceles de piedad” para no ser asesinada por los varones de la familia. Muchas son abusadas por los carceleros. Algunas que pensaron haber sido “perdonadas” por la familia, tras ser liberadas han sido asesinadas en la misma puerta de la cárcel, ya que la policía no libera a las mujeres presas sin no son recogidas por un familiar varón. Y pensar que en Facebook no salen sino poses, vida privada y chismes. ¡Cómo hace falta ese teatro de antes que hacía pensar y atravesar los huevos de Atahualpa del Cioppo”!

Y pienso en Colombia, como una obra teatral inconclusa, con todos los ingredientes, de tragicomedia. De amarillo se viste la minería ilegal, el impuesto al sol, el dinero de las coimas. Las promotoras del Si con la camiseta amarilla de Colombia. Las mujeres sometidas; el femenicidio, los niños malnutridos, es decir, tantas aristas y escenas dantescas bajo la batuta de un director (dictador) enano, que ni siquiera alcanzan a ver los espectadores y con la escenografía el miedo. Miedo a decir Sí. Incluso siete veces Sí,  sin vergüenza. Porque a esa obra le está prohibido el ¡SI!

A propósito le han dicho o ha dicho alguna vez a una mujer: ¡Quién de amarillo se viste, o de su belleza confía o de sinvergüenza se pasa!