Por John Sajje
Según la superstición popular, da buena suerte recibir el impacto,
normalmente en la cabeza o en los hombros, de los desechos intestinales de una
paloma. La explicación está en la elección del Papa Fabián en el año 236. Tras
la muerte del Papa Antero, martirizado por el emperador Maximino Tracio, la
comunidad cristiana se reunió para la elección de su sucesor con no pocas
posturas enfrentadas y sin un claro candidato. Fabián, un campesino que
regresaba de sus labores en el campo, al ver aquel gentío se acercó a
curiosear. En aquel momento, una paloma surgió de la nada y se hizo encima de
Fabián. Todos contemplaron aquel fenómeno -pues es un fenómeno que con la de
gente que había enfrascada en la elección, fuese a caerle a uno que nada tenía
que ver- y lo interpretaron como una señal del Espíritu Santo. La “intervención divina” había elegido al
nuevo Papa. Como Fabián era laico, allí mismo lo ordenaron sacerdote, obispo y
Papa.
No sé quién o qué fue más
nefasto para la educación si ¿Gina Parody o Más Familias en Acción?
Gina como Más Familias en Acción son producto de: La
corrupción, la decadente clase política, el bipartidismo de mil colores, la
ausencia de mecanismos de transparencia y control eficaz de los poderes
públicos, la falta de marcos de democracia participativa, el poder de mercados
y grandes empresas en la toma de decisiones políticas, la inexistencia de
pluralismo informativo, los privilegios de las clases hegemónicas representadas en partidos perversos. Un poder
judicial extremadamente acomodaticio a las élites, el deterioro de los
servicios públicos en manos privadas, la
consolidación de un Estado cada vez más centralista y el estrangulamiento de lo
público en aras del saqueo social.
Dirán que tocar Más Familias en Acción es una línea
roja que nadie se debe atrever a cuestionar. Es tocar las ventajas que dan tres
billones de pesos de presupuesto. Dirán que soy injusto con los 4,6 millones de colombianos que dice
haber sacado el Departamento de la Prosperidad Social de la pobreza. Que puede
que al 2025, se haya logrado erradicar la pobreza extrema que afecta a 3,7
millones de personas, en un país que tiene 13 millones de colombianos en
situación de pobreza. Todo eso es posible en la matemática tecnócrata cuando de
justificar pobres se trata. Pero en materia educativa, existen muchas mentiras,
de esa sí sabemos, porque la sufrimos.
La educación ante Más Familias en Acción es como el
niño del Tambor de hojalata, de Günter Grass,
que mira desde debajo de la mesa y decide no seguir creciendo. Y
lo hace porque nadie quiere visibilizar la auténtica realidad y reconocer a las
comunidades educativas, como verdaderamente son, en las reales condiciones de
existencia del vil programa. Porque frente a Más Familias en Acción, la
educación es una anti heroína desnuda, despojada de dignidad, que se remueve en
sus propios escombros para encontrar su esencia social ante la fragilidad de un
sistema politizado, sostenido corrompidamente por burócratas que poco o nada
saben de las regiones y comunidades paquidérmicas que dan bostezo detrás de un
salario; sin empoderamiento. Porque Más Familias en Acción no es dignificación
sino miserabilismo mondo y lirondo.
No obstante, el principal lastre de este tipo de programa
es el asistencialismo. Quien haya sufrido Más Familias en Acción sabe que estos
estudiantes y sus padres han sido un dolor de cabeza para las instituciones. Que
solo van, cuando aparecen, por un certificado que justifique un valor. Que disparó
los embarazos adolescentes con niños que quedan en manos de abuelas, lo que en
territorios vulnerables llaman: “Niños huérfanos de padres vivos” y que como estrategia
son más las problemáticas que generan, que los indicadores de porcentaje de deserción
o las coberturas universales que intenta alcanzar.
El programa no busca la dignificación del sistema,
sino un apoyo a la canasta familiar, mediante la entrega de subsidios en educación
condicionados a la asistencia regular al colegio. Motivación gregaria bajo el eslogan de: erradicación de la
pobreza y la reducción de las desigualdades. Pero no existe un verdadero
monitoreo a la población beneficiada por el programa, de ser así y en una
integralidad, se entendería cuánto problema generan detrás de un certificado, que
es lo único que interesa para recibir un subsidio.
Y lo más grave es que detrás de este sistema perverso es que van politiqueramente
algunos municipios buscando certificarse, cuando no tienen industria, ni
participaciones fuertes.
Ese programa es tan perverso que uno de sus tentáculos mutó hacia ser
pilo paga. O mejor, las manos de Gina Parody, supieron gestionar los
intereses de la minoría social a costa de la mayoría y lo mediatizó para
convertirlo en moneda de cambio de una estratificación
social, perversa; para cambiar el orden social y sostener a las universidades
privadas (modelo Milton Friedman y Arnold Harberger) donde los pilos son mimados para no perder la
gallinita de los huevos de oro. (Tan perverso como las tutelas en salud).
Ella solita nos convirtió en gozosos consumidores de
humo. Gina fue la elegida
para instalar un ideario social
que recuperara la visión individualista de la vida, perdida como consecuencia
de sistemas educativos socialmente inclusivos y con enfoques epistemológicos
abiertos, que ponían por delante al grupo o la sociedad, frente ese
individualismo que facilita la mercantilización de todo, incluida la vida
humana o el reconocimiento identitario. Un pilo debe obtener un puntaje superior a 348 en la prueba Saber con registro Sisbén,
clasificado con menos de 57,21 puntos si vive en las 14 principales ciudades
del país, 56,31 si está en los demás centros urbanos, o menos de 40,75 puntos
si es habitante de zonas rurales
Lo grave es
que el programa Ser Pilo Paga tendrá un presupuesto para el 2018 de $860 mil millones, dinero que podría ayudar a superar la crisis de
las Universidades Públicas. Los estudiantes denuncian que con estos recursos se
podría contribuir en la disminución del déficit que asciende a más 1 billón de pesos. Eso significa que de los
dos billones de pesos adicionales del presupuesto nacional para la educación
superior en Colombia para el año 2018, sólo $100.000 millones están destinados para las universidades públicas.
eso es tan desalentador, como que un programa como Todos a Aprender (PTA), que
llega a los lugares más recónditos de nuestra geografía, visibilizando
prácticas docentes, con capacitación in situ a los maestros y material adecuado
para los niños; agonice bajo las garras de la burocracia y la mediatización
privatizadora del ser pilo paga,
A propósito
¿Piensa usted que la principal “intervención
divina” que tuvo el Presidente Santos, con la educación, fue ungir como Ministra
a Gina?
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