Por John Sajje
No eran tres, fueron muchos sacerdotes, de
generación en generación, incluso los
identificaron como los tres hijos de Noé. Beda
el venerable les dio color a los tres. Petrus
de Natilibus les dio la edad (60,40 y 20 años) Orígenes
le dio atributos a los regalos. Tertuliano
les dio el título de
reyes magos. Y no fue una estrella de Belén, fue el cometa Halley, que pasó en el año 1306 y por el cual el pintor florentino Giotto di Bondone lo incorpora al imaginario que guió a los
inmortales viajeros.
Pero pensemos en tres. Tres reyes magos llegaron ante
el portal de Belén a ofrendar ante el Dios humanado la esencia de tres razones
de existencia: Divinidad, realeza y humanidad. En definitiva iban en busca de
la vida, para honrarla.
Baltasar entregó el preciado oro a Jesús ya que éste
era considerado el ‘Rey
de Reyes’ y ese presente era el
que estaba destinado para los monarcas
Gaspar obsequió al Mesías con incienso, pues se
trataba del hijo
de Dios y a las
divinidades se les rendía culto en los altares quemando incienso.
Melchor ofreció la mirra por que Jesús era hombre y como tal moriría joven, siendo necesaria esa
resina para que su madre (María) pudiese ungir el cuerpo sin vida cuando llegase
el momento del deceso.
Si hoy llegaran a mi
patria, pienso que no perderían el rumbo y seguirían haciendo una ofrenda a la vida, con admiración. En sus
alforjas no habría, odio, crispación o miedo.
Sabrían que hoy se
descarta el conocimiento, el análisis y la crítica del pasado inmediato, cuando
se apeló a la indignación para arrancar mezquinamente una opción de vida sobre
la muerte.
Sabrían que lo que
antes era con indignación ahora es con miedo. El fin el mismo, el discurso
diferente. ¡Triste destino el de un pueblo que no tiene injerencia para decidir
sobre sí mismo y debe apelar a lo que diga un solo hombre para no convertirse
en fruto prohibido!
Eso desnuda con crudeza
nuestra esencia y valor de república banana. Eso dice de nuestro poder de
servidumbre y del poder dictatorial de los más pudientes, sobre los que sin
criterio, pero con voto, ayudan a enturbiar la democracia.
La antorcha de la
verdad se apaga con babas y la memoria es un ritual de sangre y violencia. Los
dueños de la opinión trascienden de las conciencias individuales a lo público y
hacen héroe a un sátrapa como POPEYE, quien abusando de su poder maligno,
campea en marchas “democráticas” con beneplácito y sin sonrojo de quienes se
siente adalides de la vida y el orden, amén de dueños de las fuerzas armadas.
No lo digo yo, pero es
un deber democrático otorgar legitimidad a todas las víctimas (de todos los
bandos), arroparlas de identidad, para que las lecciones de su historia formen
parte de la Historia; pero sin aprovecharse electoralmente de su memoria, sin
convertirlas en cliché, cerrando el duelo y aprendiendo la lección sobre su
propia memoria al honrarlas con dignidad.
A futuro ningún
colombiano debe nacer sobre el vacío, todos somos razones de una nación con un devenir histórico de violencia y de amor. Que
si un día decidimos decir racionalmente “Nunca más”, bien vale seguir
reflexionando en torno a la justicia, la igualdad, la libertad y la violencia
desde su propia razón histórica. Nadie puede negar que ese pasado fuera
nuestro. Que fuimos cómplices en el no hacer, porque fuimos indiferentes ante
el dolor que azotó al campo. Porque ese pasado de destrucción no nos tocó a
todos por igual. Pero era ¡solidariamente nuestro! Y bien vale decir con otros:
la relación con el pasado, la aproximación crítica a él y los deseos de
participar activamente en la asunción y construcción del “nunca más” es lo que
nos convierte en ciudadanos, frente a los argumentos del olvido, las
conciencias dormidas y las satisfacciones banales de quienes aúpan la
violencia, el odio y la crispación, con
aires de “reyes magos” y con discursos de miedo; como presentes para unir en la
urnas al que diga alguien...
Es navidad y muchos
envían frases bellas, videos de crecimiento personal e incluso reenvían odio y
memes grotescos sin darse cuenta del mal que hacen. Cuando se les pregunta ¿qué
tan demócratas son? afirman ser los más ecuánimes y serenos ciudadanos. ¿Qué es
entonces la conciencia de ciudadanía en tiempos de desconcierto? ¿Seremos
capaces de proscribir, sin tregua, los insensatos y criminales argumentos de
los responsables de la defenestración de la paz; de quienes aboguen por la
violencia y no acepten el perdón? ¡La paz no es las FARC!
El ritmo de esa milonga
la imponen quienes tienen el rasero de la desigualdad como principio. Quienes
ya no solo se arrogan los derechos, sino también los derechos sobre la vida y la
muerte. Quienes se sienten con el poder de refrendar quién es o no es víctima.
Quienes miden los valores de las víctimas de la violencia, no solo la de ahora,
sino todas las violencias desde la memoria de nuestra historia, al punto de
querer borrar la memoria de las masacres. ¡Quienes juegan a ser Edgar J Hoover!
No seremos la Nación más
educada al 2025 por saberlo todo. Podemos serlo por saber interpretar las
muchas o pocas cosas que no sabemos. Lo importante no es tanto conocer la
verdad o evitar que nos mientan. Lo importante es que todos tengamos la duda
por certeza. Solo así seremos libre pensadores y recuperaremos nuestro derecho
de opinión.
Tres “reyes magos” llegaron ante el portal de la memoria para
ofrendar ante un pueblo diezmado la esencia de tres razones de existencia: odio,
crispación y miedo
El Presidente entregó el
preciado oro ya que éste era
considerado ‘Hucha
de la corrupción’ y ese presente era el
que estaba destinado para los oligarcas criollos y las transnacionales.
El Innombrable se obsequió como Mesías
con incienso, pues se trataba de “el ungido” y
a él como divinidad debe rendírsele culto en los altares quemando incienso.
Las víctimas ofrecieron la mirra porque “el pueblo era de humanos” y como
tal moriría joven, siendo necesaria esa resina para que su madre (La democracia)
pudiese ungir el cuerpo sin vida cuando llegase el momento del no futuro.
A propósito: ¿Es usted
de los segregacionistas que sigue diciendo que Melchor es el rey mago negro y
lleva el regalo más chichipato?
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