Por: John Sajje
Quizás alguna vez haya oído la expresión: “la ocasión la pintan calva”. Para
reconocerla hay que remontarse hasta la antigua Roma y conocer el nacimiento de
la diosa Ocasión. Fidias la representó como una mujer hermosa de larga
cabellera por delante que le cubre el rostro y calva o rapada por detrás. A
menudo con alas en los talones y otras veces con alas en la espalda. Sostenía un cuchillo con la mano
derecha encima de una rueda siempre en movimiento, simbolizando que aquél que ella toque podrá
cortar toda atadura que lo tenga amarrado, y así aprovecharla cuando ella
llegue.
¿Oportunidad? ¡Parece que nada cambia en un pueblo con
40 grados a la sombra y sin viento!
En la era del Acetaminofén con codeína y el Ibuprofeno,
la enfermedad es: ¡el gran deterioro de la calidad de vida de las clases
populares! Porque Cuando el liderazgo es bipolar, la politización de la salud
no es asombro, sino un acto de fe, donde la mayoría prefiere la belleza suave y
artificial de la mentira, que el feo rostro de la verdad.
Hubo una época en la cual, en una región precarizada, como el Magdalena medio, el
Hospital San Félix era el mejor y por ende la joya de la corona. Para la época
¡comíamos y dejábamos! Fungía, por entonces, en el asta de la hegemonía, la
acrisolada y dictatorial bandera liberal. Esa que se partió en varios retazos
en la más cruel política de estómago, que con el tiempo se volvió materia prima
de duodenos y yeyunos verdes, anaranjados, amarillos y rojos.
Si, en La Dorada todo duele, porque hasta el dolor
está politizado! Sesgo vergonzoso que hace que los doradenses sientan que no
existe liderazgo...
Para explicar el paso de la estrategia de “guerra de
maniobras” a la “guerra de posiciones”. El pensador italiano Antonio Gramsci
dijo alguna vez que: “Hay que terminar con la idea del asalto para reemplazarla
por la del asedio”, y eso parece ser el movimiento en la guerra sin cuartel
entre lo que es la oficialidad y la oposición en La Dorada. Territorio donde
todos beben y contaminan. Porque para nadie es un secreto que allí se cocinan los
“vende votos” que entregan, cual Dalila, la cabeza de un pueblo a Tolimenses, Antioqueños y Cundinamarqueses que en poco o nada,
sienten el dolor del puerto, en medio de una danza de mercados, tejas y
acciones torticeras.
¿Quién es el sujeto del conflicto? ¿Los trabajadores,
el entorno social, los servicios públicos, los habitantes de la región, el
personal sanitario, la politiquería, la
Incomunicación, el aislamiento o el desgaste?
Huelga decir que, El
Hospital San Félix, le brinda atención médica a 8 municipios del oriente
caldense. En síntesis 16 municipios de los departamentos de Caldas, Tolima,
Antioquia, Cundinamarca y Boyacá.
Con ánimo bufunero y fulgor
Lizcanista, la tarea fue asediar al Hospital. El zarpazo se dio en el año 2006,
cuando Jaime Gutiérrez Ángel le insufló nitro a una E.S.E Municipal para atender el
primer nivel de salud, gracias al músculo de Asmet Salud. EPS que al no renovar el contrato a la E.S.E, saturaba el
sistema de los niveles 1 y 2; hasta asfixiar el San Félix. Solo faltaba la cereza: un gerente de medio pelo que sirviera a sus intereses con
la inacción: que viviera tomando tinto en Manizales y facturara, al igual que
muchas corbatas en el centro asistencial, un buen sueldo.
Mientras,
en el establishment político-mediático se guardó un silencio ensordecedor, con
disimulo se desmontaba el aviso del Hospital San Félix y se presentaba todo
como un hecho meramente técnico y
económico, cuando en realidad es un tema profundamente politiquero, que fue
hasta el Consejo de Estado y se maniobró en el tiempo con relativismo moral:
desde el momento en el cual se demandó
la nulidad del Acuerdo 049 del 23 de diciembre de 2005 expedido por el Concejo
Municipal de La Dorada, por medio del cual se creó la Empresa Social del Estado
Dorada Salud E.S.E. por desconocerse la potestad departamental de dirigir,
coordinar y administrar la red pública. Al final como la mantis religiosa, la
ESE Dorada y el hospital San Félix se atragantaron con 6 mil millones de pesos
sin regurgitar y se extinguen en un
destino “infelix”.
Destino
que con viso de alcaldada, estuvo a punto de vivir la educación con la
certificación. Pero ¡es de valientes enmendar!
En su
afán de asepsia cada quien se lava las manos en este triángulo perverso (Asmet.
ESE Dorada y San Félix). Algunos empezarán a sacar a su parentela, amantes,
chivos expiatorios y burócratas del hospital. Mientras, cansados de tanto
manoseo, los especialistas no le “jalan” más a ese juego maquiavélico. Los
practicantes sacan pecho para pasear su estetoscopio y los pacientes, en
Urgencias, invocan a la diosa Ocasión, mientras se cocinan a 40 grados
maldiciendo a un sistema e insultando a un estresado portero. Quizás en alguna
capital, un gerente llena la andorga y los policastros frotan las manos. El
marco lo cierran las plañideras apocalípticas que lanzan responsos y los dolientes intentan marchar.
A propósito si la ocasión la pintan calva, ¿usted cree que esta
contienda electoral, que se avecina, será de ideas o de plata?
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