jueves, 7 de septiembre de 2017

¡INFELIX!

Por: John Sajje

Quizás alguna vez haya oído la expresión: “la ocasión la pintan calva”. Para reconocerla hay que remontarse hasta la antigua Roma y conocer el nacimiento de la diosa Ocasión. Fidias la representó como una mujer hermosa de larga cabellera por delante que le cubre el rostro y calva o rapada por detrás. A menudo con alas en los talones y otras veces con alas en la espalda. Sostenía un cuchillo con la mano derecha encima de una rueda siempre en movimiento,  ​ simbolizando que aquél que ella toque podrá cortar toda atadura que lo tenga amarrado, y así aprovecharla cuando ella llegue.


¿Oportunidad? ¡Parece que nada cambia en un pueblo con 40 grados a la sombra y sin viento!
En la era del Acetaminofén con codeína y el Ibuprofeno, la enfermedad es: ¡el gran deterioro de la calidad de vida de las clases populares! Porque Cuando el liderazgo es bipolar, la politización de la salud no es asombro, sino un acto de fe, donde la mayoría prefiere la belleza suave y artificial de la mentira, que el feo rostro de la verdad.



Hubo una época en la cual, en una región  precarizada, como el Magdalena medio, el Hospital San Félix era el mejor y por ende la joya de la corona. Para la época ¡comíamos y dejábamos! Fungía, por entonces, en el asta de la hegemonía, la acrisolada y dictatorial bandera liberal. Esa que se partió en varios retazos en la más cruel política de estómago, que con el tiempo se volvió materia prima de duodenos y yeyunos verdes, anaranjados, amarillos y rojos.
Si, en La Dorada todo duele, porque hasta el dolor está politizado! Sesgo vergonzoso que hace que los doradenses sientan que no existe liderazgo...

Para explicar el paso de la estrategia de “guerra de maniobras” a la “guerra de posiciones”. El pensador italiano Antonio Gramsci dijo alguna vez que: “Hay que terminar con la idea del asalto para reemplazarla por la del asedio”, y eso parece ser el movimiento en la guerra sin cuartel entre lo que es la oficialidad y la oposición en La Dorada. Territorio donde todos beben y contaminan. Porque para nadie es un secreto que allí se cocinan los “vende votos” que entregan, cual Dalila, la cabeza de un pueblo a Tolimenses,  Antioqueños y Cundinamarqueses que en poco o nada, sienten el dolor del puerto, en medio de una danza de mercados, tejas y acciones torticeras.

¿Quién es el sujeto del conflicto? ¿Los trabajadores, el entorno social, los servicios públicos, los habitantes de la región, el personal sanitario, la politiquería, la  Incomunicación, el aislamiento o el desgaste?


Huelga decir que, El Hospital San Félix, le brinda atención médica a 8 municipios del oriente caldense. En síntesis 16 municipios de los departamentos de Caldas, Tolima, Antioquia, Cundinamarca y Boyacá.
Con ánimo bufunero y fulgor Lizcanista, la tarea fue asediar al Hospital. El zarpazo se dio en el año 2006, cuando Jaime Gutiérrez Ángel le insufló nitro a  una E.S.E  Municipal para atender el primer nivel de salud, gracias al músculo de Asmet Salud. EPS que al no  renovar el contrato a la E.S.E, saturaba el sistema de los niveles 1 y 2; hasta asfixiar el San Félix.  Solo faltaba la cereza: un gerente de  medio pelo que sirviera a sus intereses con la inacción: que viviera tomando tinto en Manizales y facturara, al igual que muchas corbatas en el centro asistencial, un buen sueldo.

Mientras, en el establishment político-mediático  se guardó un silencio ensordecedor, con disimulo se desmontaba el aviso del Hospital San Félix y se presentaba todo como un hecho  meramente técnico y económico, cuando en realidad es un tema profundamente politiquero, que fue hasta el Consejo de Estado y se maniobró en el tiempo con relativismo moral: desde el momento  en el cual se demandó la nulidad del Acuerdo 049 del 23 de diciembre de 2005 expedido por el Concejo Municipal de La Dorada, por medio del cual se creó la Empresa Social del Estado Dorada Salud E.S.E. por desconocerse la potestad departamental de dirigir, coordinar y administrar la red pública. Al final como la mantis religiosa, la ESE Dorada y el hospital San Félix se atragantaron con 6 mil millones de pesos sin regurgitar  y se extinguen en un destino “infelix”.
Destino que con viso de alcaldada, estuvo a punto de vivir la educación con la certificación. Pero ¡es de valientes enmendar!


En su afán de asepsia cada quien se lava las manos en este triángulo perverso (Asmet. ESE Dorada y San Félix). Algunos empezarán a sacar a su parentela, amantes, chivos expiatorios y burócratas del hospital. Mientras, cansados de tanto manoseo, los especialistas no le “jalan” más a ese juego maquiavélico. Los practicantes sacan pecho para pasear su estetoscopio y los pacientes, en Urgencias, invocan a la diosa Ocasión, mientras se cocinan a 40 grados maldiciendo a un sistema e insultando a un estresado portero. Quizás en alguna capital, un gerente llena la andorga y los policastros frotan las manos. El marco lo cierran las plañideras apocalípticas que lanzan responsos y  los dolientes intentan marchar.

A propósito si la ocasión la pintan calva, ¿usted cree que esta contienda electoral, que se avecina, será de ideas o de plata?






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